Canguro 2010 ha sido una experiencia inolvidable y extraordinaria centrada en la convivencia como monitores con los niños de Puente Ladrillo, en Salamanca.
Han sido quince días en los cuales hemos aprendido a tratar con otra realidad distinta a la de nuestros respectivos entornos. Cada día nos levantabamos temprano y trás coger fuerzas con el desayuno nos encaminabamos al campamento urbano ubicado en el barrio de Puente Ladrillo.
Junto con los monitores ya asistentes a este campo durante su primera quincena, nosotros empezamos a realizar actividades con los niños en distintos grupos. Entre las actividades que cada mañana llevabamos a cabo podríamos destacar los deportes, las manualidades o las pequeñas recetas de cocina.
Por la tarde en cambio nos centrabamos en reflexionar sobre cómo nos cambiaba aquello que estabamos haciendo y en encontrar a Jesús en cada uno de esos momentos. Bea y María del Mar, las hermanas que nos guiaban en estas reflexiones fueron una fuente de apoyo y alegría constante así como el Padre Curro que nos incluyó a la mayoría en esta aventura.
Martes y Jueves llevábamos a los chicos a la piscina pública de Salamanca dónde se vivía otro tipo de convivencia con ellos con constantes juegos y bromas. Estos días posibilitaban llegar a conocer a la mayoría de los chicos desde los más pequeños hasta los mayores.
El Miércoles teníamos nuestra jornada de ´´Puertas abiertas´´ dónde disfrutabamos de ver a los chicos jugando junto a sus padres, en un ambiente de felicidad y sana competitividad.
También tuvimos la posibilidad de visitar el Barrio de mano de las hermanas y de conocer la Casa de acogida de Padre Damián dónde las hermanas se encuentran cada día acogiendo a los más desfavorecidos. Todo esto se completa con una visita turística de la ciudad en la que no faltó tiempo para pasarlo muy bien con los compañeros del campo.
Para mí Canguro 2010 ha significado un encuentro con aquellos más necesitados que nosotros y además me ha unido más a mis compañeros, así como me ha hecho crear vínculos que refuerzan día a día mi fe.
(José Luis Castro Marchena, antiguo alumno)